Casos de éxito

¿A qué apelar para persuadir que había que usar el cinturón? Incluso en la Asamblea Legislativa había algunos que alzaban su voz contra la obligatoriedad del uso del cinturón.

La Argolla fue la agencia publicitaria encargada del proyecto. Ese maravilloso logo fue obra de sus creativos. El slogan “Por Amor Use el cinturón” es de mi autoría.

Para mi estos “gritos de guerra” deben ser siempre el resumen ejecutivo de una estrategia de comunicación. El slogan debe marcar el objetivo de la comunicación, en este caso, que se use el cinturón por amor propio y a los demás. Defender este slogan no fue fácil. Desde entonces vengo insistiendo que en una causa para una ong como era está, o, en una campaña para un político o, incluso, para un gobierno se debe apuntar, siempre,  a los sentimientos. No hay mejor levadura que esa.

Algunos insistían en una campaña apelando a lo racional. Números de muertos, número de personas sobrevivientes gracias al cinturón, números y más números. Yo insistía en el amor, que había que usar el cinturón por amor a uno mismo y a los demás. Usar el cinturón es un acto de amor propio y respeto y protección hacia las personas. Por ahí debía venir la narrativa en toda comunicación que hiciéramos.

El mensaje fue simple, por usted, por los suyos, use el cinturón, por amor. Una y otra vez se repitió. Con acciones en territorio impensables en ese entonces como poner a un Ministro con un muñeco al que llamamos Sir Hard Crash (Señor Choque Violento) a repartir volantes o flyers en los peajes y pedirle a los choferes y los ocupantes que usaran los cinturones. La prensa hizo eco del “escandalo” que armamos con la campaña. En cada sitio donde moría una persona se pintaba al día siguiente el logo de la campaña.

Generamos un programa de radio que narraba la historia de una familia, los Chacón, que se habían ido en un hueco. Después de semanas estaban “debatiendo” a quien de ellos se comían para alimentarse. A la Agencia llego gente a dejar alimentos para los Chacón. ¿Se imaginan? La atención que generamos sobre la familia Chacón nos permitió insistir con nuestra narrativa. Se recogieron más de 160,000 firmas dirigidas a los diputados para que legislaran a favor de la obligatoriedad del uso del cinturón.